
Allí tumbada, tuve la sensación de que el tiempo transcurría más deprisa de lo que podía percibir. No recordaba cuántas horas habían pasado desde el anochecer. ¿Siempre reinaba semejante oscuridad de noche? Lo más normal sería que algún débil rayo de luna cruzara el manto de nubes y se filtrara entre las rendijas que dejaba el dosel de árboles hasta alcanzar el suelo... Pero no esa noche. Esa noche el cielo estaba oscuro como boca de lobo. Es posible que fuera una noche sin luna al haber un eclipse, por ser luna nueva. Luena nueva. Temblé, aunque no tenía frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario